Enero 30, 2020
Hoy el congreso del Estado de Veracruz tiene el compromiso con las y los veracruzanos de un análisis técnico jurídico de hacer historia, de cambiar lo clásico e ir más allá de la biología.
Este mes ha sido un mes histórico para Veracruz. Hace casi un año se presentó una propuesta de reforma a la cual han hecho referencia en esta mesa y ahora, 19 estados en México reconocen el matrimonio igualitario como un derecho fundamental de las y los mexicanos.
Sin embargo, en 13 estados todavía hoy existe discriminación, entre ellos Veracruz, cuando la Suprema Corte de la Nación ha dicho que el matrimonio entre personas del mismo sexo no existe razón de índole constitucional para no reconocerlo.
Negar el matrimonio a la comunidad lésbico-gay sólo tiene que ver con la preexistencia de prejuicios sociales heredados por generaciones anteriores a la que hoy integramos en México. Discriminar a la comunidad también LGBT+ implica no cumplir con el artículo. 1 constitucional y fundamentalmente violar el principio de dignidad humana, esto es libertad + igualdad.
La dignidad humana implica reconocer que todos somos usuarios de algo que es fundamental, la igualdad, esto es que todas y todos tenemos derecho a un trato digno, pero para que me traten dignamente me deben tratar igual que a todos antes.
En ese sentido, qué implica para el Congreso Local hoy, negar y mandar a la congeladora la iniciativa de matrimonio igualitario, sólo sera un mensaje muy claro y muy directo, no nos importa la comunidad LGBT+.
Al final, simplemente lo dice la Corte en su grandiosa jurisprudencia: La exclusión de las parejas del mismo sexo de la institución matrimonial perpetua la noción de que las parejas del mismo sexo son menos merecedoras del reconocimiento que las heterosexuales, ofendiendo con ellos su dignidad como personas.
La exclusión del matrimonio entre personas del mismo sexo significa seguir sosteniendo que esta comunidad no es parte del goce y disfrute de los derechos humanos como personas.
En relación a este tema, deseo traer a la mesa lo que dice la Suprema Corte: Negar los beneficios tangibles e intangibles que son accesibles a personas heterosexuales, como son beneficios fiscales, de solidaridad, de causa de muerte de algún conjugue, de propiedad, subrogados y aquellos migratorios, no es otra cosa que tratar a estas comunidades como si fueran ciudadanía de segunda clase.
Esto es lo que la primera sala de la suprema corte de justicia de la nación no reconoce ni valida, pues dice no existe ninguna justificación racional para reconocer a los homosexuales todos los derechos fundamentales que les corresponden como individuos y al mismo tiempo reconocerles un conjunto incompleto de derechos cuando se conducen siguiendo su orientación sexual y se vinculan en relaciones estables de pareja.
En otras palabras, no se puede construir una sociedad equitativa e igualitaria si seguimos etiquetando, señalando a los miembros de la comunidad LGBT+, las y los integrantes de estas comunidades no ven estas perspectivas como un contrato que merezca arrendamiento, no estamos hablando de un contrato civil en términos lisos y llanos, estamos hablando de una discriminación histórica no solo en México sino en diversos países, donde se considera la homosexualidad un delito.
Hoy día muchos miembros de esta comunidad en otros países pierden la vida o van a la cárcel por el simple hecho de tener una orientación sexual diferente a la mayoría. La homosexualidad no es símbolo ni de ser delincuente, ni de ser diferente al pensamiento global y mayoritario de una sociedad.
Pensar que la figura llamada matrimonio es el único derecho humano al que goza la comunidad LGBT+, es pensar en algo limitado, esto es, la iniciativa de reforma al Código Civil de Veracruz tiene su ruta en el Congreso Local y será responsabilidad de las y los diputados el destino que le den a esa iniciativa.
En resumen, el día de hoy se aprueba o no la facilitación del matrimonio igualitario. Como sabemos, en 19 estados en México, las y los integrantes de esta comunidad ya gozan de ese derecho humano fundamental, pero lo anterior, no es suficiente. La comunidad lésbico-gay tiene otros derechos, me refiero:
- A formar una familia,
- Vivir en un entorno sin violencia y discriminación,
- Tener una identidad propia,
- Elegir el nombre en congruencia con su expresión,
- Seguridad social,
- Gozar de las prerrogativas públicas.
Lo anterior me lleva a hablar del quinto bloque de derechos humanos, el cual tiene que ver con los derechos políticos, también se tiene derecho a ejercer los cargos públicos dentro de la clase política, es decir los integrantes de la cominidad LGBT+ también tienen derecho a ser diputadas y diputados locales en los Estados y a nivel federal, así como alcanzar una Senaduría o Presidencias Municipales.
Estas libertades políticas de quienes integran este tipo de comunidades también deben ser es un derecho humano fundamental. Desde una lógica muy simple, podríamos decir que no hay razón ni motivo legal constitucional, convencional o fáctico que impidiera hoy en México el ejercicio de los derechos políticos bajo esas dimensiones, lo único que lo podría impedir serian nuestros propios prejuicios sociales y culturales.
Hoy el andamiaje convencional, constitucional en México garantizaría que cualquier persona que sea integrante de esta comunidad a desempeñar un cargo público siendo representante popular o hasta Presidente de México. El único motivo para no ser o para no exhibirlo ante la sociedad, tiene que ver con la discriminación, el bullying y recae en la forma en que hemos construido esta sociedad.
En ese sentido, hago votos para que más allá de la reforma al Código Civil, México cuente con una transformación social-cultura y no solamente en Oaxaca tengamos candidaturas de miembros de la comunidad muxe, sino que este tipo de cambios y transformaciones culturales a nivel positivo del Estado mexicano transiten hacia un terreno parejo.
Los partidos políticos y la clase política mexicana deben abrir sus puertas a una sociedad incluyente, en el que cabemos todas y todos, entre ellos, a quienes consideren que la familia debe ser tradicional o quienes consideren que esto puede ser diferente.
Hoy vivamos un mundo en el que tenemos parejas, algo diferente que dar y en ese sentido veamos a la familia como la oportunidad de una familia inclusiva, plural y que demanda nuevos paradigmas de cara al siglo XXI.
Minuto: 38:07
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