Discurso | Ni una más

27 de febrero, 2020
Ni una más

Minuto: 1:16:30


Las están matando.
A raíz de los tristes acontecimientos registrados en últimas semanas y de la visibilización de estos con movimientos y tendencias en redes sociales como #UnDíaSinNosotras, mi reflexión en esta sesión es que la realidad que viven las mujeres en México nos ha rebasado como Estado.
De acuerdo a la secretaría de seguridad y protección ciudadana, los casos de feminicidios en el país no han hecho más que ir en aumento en las últimas décadas, pasando de 741 crímenes en 2017, a 891 en 2018 y 976 hasta el año pasado. Recodemos las muertas de Juárez, los feminicidios de los 90s y casos sin resolver de los dos mil.
La impunidad es tal que de los delitos cometidos contra mujeres se han convertido en una constante cotidiana, la última encuesta nacional de victimización ENVIPE, revela que sólo 7% de 16 millones de estos crímenes son investigados.
Y es que el inicio del año para las mujeres en Veracruz también ha sido complicado, de acuerdo al observatorio de violencia aquí también se asesina de manera impune a mujeres y niñas todos los días, en enero hubo 10 feminicidios y 30 desapariciones registradas.
Vale la pena aclarar algo, la violencia generalizada en contra de las mujeres en México no es ni una cuestión espontanea, ni culpa de tal o cual gobernante o de una región en específico, la violencia proviene en gran parte debido al arraigado sentimiento machista en la cultura mexicana.
Bajo mi óptica, desde el OPLE Veracruz hemos mantenido un papel a la vanguardia de estas y otras cuestiones relacionadas a los derechos de la ciudadanía.
Sin embargo, en esta ocasión quisiera enfatizar que ante la situación de emergencia, desde mi opinión, como órgano comicial estamos obligados a generar una amplia respuesta institucional.
Porque a la situación de violencia estructural y sistémica no le bastan las medidas de igualdad política que hemos generado, o la emisión de lineamientos y manuales de paridad de género, o los protocolos de acoso laboral y mucho menos el uso de un lenguaje incluyente.
Reconozco que estos son y han sido enormes avances y por ello me congratulo formar parte de un órgano electoral que tenga esta ambición de hacer más por las mujeres y niñas de Veracruz.
Sin embargo, es momento de detenernos y pensar qué más podemos hacer por evitar la situación que día con día se enfrentan las mujeres en los espacios públicos y privados, es momento de hablar fuerte y claro y de salir y proponer nuevas y mejores acciones en la materia, la situación lo amerita y nos lo demanda.
El violento inicio del 2020 ha llegado para hacernos saber en gran medida la insostenibilidad de los modelos actúales y la necesidad de defender la adopción de un nuevo paradigma que permita la generación de un cambio estructural basado en la igualdad como valor principal. Que en nuestra vida diaria no exista diferencia alguna entre hombres y mujeres y que como país afrontemos los retos del camino de forma paritaria.
Ante ello considero que existen al menos seis tareas pendientes que podemos realizar dentro y fuera de nuestra trinchera para que se alcance ese nuevo paradigma.
Desde el interior impregnar el principio de igualdad en los puestos directivos y mandos medios del organismo, pugnar por la igualdad en el número de mujeres y hombres en puestos de decisión o mandos medios.
También hacen faltan mecanismos puntuales que velen por los derechos laborales de las mujeres, como lo es la seguridad social de nuestras trabajadoras con la finalidad de garantizar el DH a la salud, la asistencia médica, vivienda digna y medios en caso de invalidez, accidentes o vejez.
El tratar los casos de hostigamiento sexual con mecanismos más puntuales y oportunos que brinden atención a las denuncias y sancionen de forma severas a quienes acosan, incluido en el ámbito digital, a las mujeres trabajadoras de este organismo.
Generar en materia electoral políticas de paridad en Ayuntamientos de cara al inicio del proceso electoral local 2020-2021 para los ediles, las regidurías y las sindicaturas a integrar en nuestros munícipes. Más mujeres en cargos públicos.
Urgir la regulación desde el Congreso Local de los DH con reformas al Código Penal y Civil de Veracruz que consideren al aborto legal, la tipificación del feminicidio y las subsecuentes adecuaciones necesarias en materia de libre determinación y la compensación por el trabajo doméstico.
Promover de forma seria y con recursos etiquetados políticas públicas que impacten cultura cívica sin machismo a lo largo del Estado, que marque el inicio de una década en la lucha por desterrar las fobias que impiden erradicar estas desigualdades.
En este sentido, es mi percepción que desde el OPLE Veracruz debemos ser congruentes con estos objetivos y usar nuestra plataforma y recursos como ejemplo para generar más espacios, mejores condiciones y más educación para un desarrollo pleno de las mujeres y niñas en Veracruz.
A 45 años de la promulgación del día de la mujer, nuestra capacidad de acción para formular estas políticas debe ser aprovechada para señalar lo que no está bien y en generar mecanismos no discursivos. La emergencia nacional nos lleva a cuestionarnos seriamente qué más podemos hacer.
Hace un par de días el colectivo feminista veracruzano Brujas del mar tuvo la idea de demostrar la importancia de las mujeres haciéndose invisibles con un paro de labores que impactará en escuelas, trabajos y fábricas por igual.
Por eso este 9 de marzo mujeres de todo el país emprenderán acciones drásticas para pedir justicia y medidas en contra de la ola de violencia de género que las constriñe.
Sumarnos a este paro implicará seguramente visualizar de manera amplia esta problemática y la gravedad de las circunstancias que viven casi 65 millones de mujeres en México.
En tanto, yo me he sumado desde mi competencia y pugno porque además de visibilizar con un día de reconocimiento a la gravedad de la situación, sea un día donde de forma institucional y de manera individual reconozcamos que más podemos hacer y generar políticas como Estado mexicano.
Mis familiares, mis amigas, las colaboradoras de esta institución, las veracruzanas en general, merecen vivir en un México donde sus preocupaciones sean otras que simplemente temer por su vida en la calle que transitan.

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